Día Mundial de la Salud: el aceite de oliva como fuente de bienestar

Cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud, una fecha elegida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para enfatizar la importancia de fomentar estilos de vida saludables. Esta misma organización ha reconocido que la dieta mediterránea, que también forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, puede contribuir a la reducción de enfermedades crónicas y a la mejora del bienestar general.

Como indican desde la Fundación Dieta Mediterránea, es una valiosa herencia cultural que representa mucho más que una simple pauta nutricional, rica y saludable: es un estilo de vida equilibrado que recoge recetas, formas de cocinar, celebraciones, costumbres, productos típicos y actividades humanas diversas. Y es que 'dieta' proviene del griego diata, que significa modo de vida.

La dieta mediterránea se caracteriza por un alto consumo de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas, junto con una ingesta moderada de pescado, aves, productos lácteos y vino. Un componente esencial de esta dieta es el aceite de oliva virgen extra, conocido por sus múltiples beneficios para la salud. Entre estos beneficios se incluyen:​

  • Salud Cardiovascular: Diversos estudios han demostrado que el consumo de aceite de oliva virgen extra, rico en grasas monoinsaturadas, ayuda a reducir los niveles de colesterol LDL y disminuye el riesgo de enfermedades cardíacas. Además, su alto contenido en antioxidantes, como los polifenoles, protege contra el estrés oxidativo y la inflamación, promoviendo así la salud del corazón.​
  • Salud Cerebral: El consumo de este aceite se ha asociado con una mejora en la función cognitiva y una reducción en el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes pueden proteger las células cerebrales del daño y apoyar la salud cerebral en general.​
  • Regulación del Azúcar en Sangre: Algunos estudios sugieren que el aceite de oliva puede ayudar a regular los niveles de glucosa en sangre. Las grasas monoinsaturadas presentes en el aceite pueden ralentizar la absorción de azúcares en el torrente sanguíneo, previniendo picos de glucosa después de las comidas y ayudando a prevenir la resistencia a la insulina, condición que a menudo precede a la diabetes tipo 2.​
  • Control de Peso: Incorporar aceite de oliva en la dieta puede apoyar la gestión del peso. Investigaciones indican que su consumo no contribuye al aumento de peso y puede incluso promover la pérdida de grasa al aumentar la sensación de saciedad y regular el metabolismo.​
  • Efectos Antiinflamatorios: La inflamación crónica está vinculada a diversas condiciones de salud, incluyendo artritis, obesidad y cáncer. El aceite de oliva virgen extra contiene compuestos con potentes propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a aliviar síntomas y reducir el riesgo de enfermedades inflamatorias.​

La dieta mediterránea es enormente flexible y sus ingredientes y tradiciones culinarias reportan grandes beneficios para la salud. Algunas estrategias para adaptar esta dieta incluyen:​

  1. Sustituir grasas en recetas por aceite de oliva: En muchas recetas, las grasas y aceites pueden ser reemplazados por aceite de oliva virgen extra en una proporción de 1:1, aumentando así el contenido de antioxidantes y mejorando el perfil nutricional de cada plato.​
  2. Incorporar ingredientes locales: Consumir alimentos frescos, de temporada y de origen local es un principio clave de la dieta mediterránea. Adaptar recetas para incluir productos regionales permite mantener la autenticidad cultural y aprovechar los beneficios de la dieta.​
  3. Modificar técnicas de cocción: Aunque la cocina mediterránea tradicionalmente utiliza métodos como asar, hornear y saltear, es posible adaptar las recetas a técnicas culinarias preferidas en otras culturas, como el vapor, manteniendo los beneficios saludables.​
  4. Experimentar con hierbas y especias: Las hierbas y especias aportan sabor y aroma sin necesidad de añadir sal o grasas no saludables. Incorporar condimentos típicos de diferentes culturas puede enriquecer las preparaciones y hacerlas más atractivas.​
  5. Personalizar componentes de las comidas: La dieta mediterránea promueve una ingesta equilibrada de diversos grupos alimenticios, pero los alimentos específicos dentro de cada categoría pueden adaptarse según las preferencias individuales y culturales.
  6. Respetar tradiciones culturales: La alimentación está profundamente ligada a la identidad y herencia cultural. Incorporar grasas saludables como el aceite de oliva en platos tradicionales puede mejorar su perfil nutricional sin sacrificar el sabor o la autenticidad.​
  7. Disfrutar de comidas compartidas y reuniones sociales: La dieta mediterránea no solo se centra en qué se come, sino también en cómo se come. Fomentar la costumbre de compartir comidas con familiares y amigos fortalece las conexiones sociales y promueve una relación saludable con la comida.

    Como has podido comprobar, además de su sabor, hay muchas razones para incorporar el aceite de oliva a tu dieta. ¿Para qué esperar?